LA NUEVA VERSIÓN DE JOSÉ MARÍA JURADO

JMJURADO

LA NUEVA VERSIÓN DE JOSÉ MARÍA JURADO

#Entrevistas 01/02/2018

Vecino de nuestro pueblo desde siempre, ¿de qué zona procedían tus padres?

Mi padre vino de la provincia de Granada, y mi madre de Carmona. Vinieron a trabajar en el campo. Mi padre cuidaba vacas, trabajó en la azucarera y cuando ésta cerró decidió no irse. Vio la opción de una tienda que se traspasaba y esos fueron nuestros inicios, con una tiendecita en el barrio de Las Arenas.



Empezaremos por una pregunta típica de un departamento de recursos humanos (del que tú tienes experiencia) cuando va a contratar a alguien ¿cuál es tu formación académica?

Tengo auxiliar técnico de delineante. Cuando mi padre compró el negocio estaba yo en 4º de delineación y lo dejé, tenía la necesidad de ayudar en ese negocio familiar.



¿No has pensado nunca en retomar esos estudios?

Han sido años donde hemos crecido muy rápidamente, se me ha pasado alguna vez por la cabeza acabarlo, pero yo estudiaba con rotring y reglas y hoy se hace todo por ordenador, por lo que he dicho “esto no es para mí”.



¿Y tu hermano, el otro miembro de la cadena “Hermanos Jurado”, qué estudió?

Juan Carlos estudiaba automoción, y también le quedaban un par de años para acabar la FP2.



Ambos empezasteis en un pequeño supermercado de barrio y luego pasó a ser una cadena que no dejó de crecer, ¿cuál crees que fue el secreto de vuestro éxito?

En ansia de seguir progresando, de crecer. La experiencia de 20 años nos ha ayudado mucho.



Cuéntanos que lleva a un empresario triunfador del sector de la alimentación a cambiar de rumbo de buenas a primeras.

Básicamente que como persona no me veía creciendo al ritmo de la empresa. Era una empresa familiar, había discordancias con mi hermano una vez se jubiló mi padre. Eso provocó que empezara a estudiarme, contraté un coach, y de ahí se despertó en mí el ansia de querer crecer como persona. El coach me ayudó mucho, estuve más de un año trabajando con él, siendo un apoyo a nivel profesional y personal. Ése fue el punto de inflexión, y dije: “Si he tenido éxito en la empresa, tengo que tener el mismo éxito en mi familia, y convertirme en una nueva mejor versión de mí”.



Es preciso creer mucho en ti mismo para dejarlo todo y empezar de cero, ¿no? O hubo alguien que te dijo “tu vales para esto”

No es que me viera capacitado, únicamente yo quería cambiar las cosas, y una cosa llevó a la otra, siempre es muy bueno tener a una persona que te ayude.



¿Cuánto tiempo le has dedicado a estudiar esta nueva profesión?

Llevo 4 años, realizando cursos, talleres y master de coaching, PNL, terapias familiares, etc.



¿En qué consiste a grandes rasgos esta nueva profesión que ejerces?

Coaching es, de forma coloquial, estoy en el punto A y quiero llegar al punto B y para llegar allí necesito un aprendizaje, ya sea en área de salud, profesional, de familia…



¿Qué te aporta el coaching que no te aportaba tu anterior profesión?

Crecimiento. No me veía una persona excelente, y siempre hay que buscar la excelencia, que es lo que más nos da éxito.



Cuando se inicia un nuevo camino se tiene la ilusión de emprender algo, ¿contemplas que esas ganas de tu nuevo camino puedan bajar con el paso del tiempo?

Te respondo con un ejemplo. Una madre cuando se levanta a las dos de la mañana a dar el pecho a un recién nacido es movida por el compromiso. Cuando su hija tenga 20 años ese compromiso no será el mismo. Mi compromiso es tan grande, me llena tanto lo que estoy haciendo que, los días que vienen “grises”, que todos tenemos, enseguida recuerdo por qué estoy aquí.



¿Quiénes son tus principales clientes?

Paradójicamente mis clientes ahora son empresarios. Empecé trabajando cuestiones personales (relaciones, salud…). Me demandan llevar su negocio a lo máximo, formar a los equipos, mejorar relaciones...



Has logrado incluso clientela en tu propia familia, ejerces de coach de tu propia mujer, que también ha decidido virar su presión ¿te ha resultado especialmente difícil separar lo personal de lo profesional?

Viene todo de la mano. Ella trabajaba en la empresa también y me dijo al tomar yo la decisión de irme “¿y ahora qué hago yo?” A lo que le respondí “Qué quieres hacer?” A ella siempre le ha gustado la moda, el estilismo. Ha empezado a formarse, y en ello está. En la familia no se puede hacer coaching, es muy difícil, pero quieras o no, están bebiendo de la misma fuente.



A la vista de tu profesión y la de tu mujer: reflexionar, valorar qué es lo que más te conviene ¿no está al alcance de todo el mundo? ¿Necesitamos un profesional para tomar decisiones personales o controlarlas?

Necesitas saber qué es lo que te gusta. Si lo que te gusta es ayudar a los demás, fórmate. Todos necesitamos nuestro asesoramiento. Yo sigo teniendo mi coach, porque hay momentos en los que hay que tomar decisiones y precisamos esa orientación. Cuando alguien viene a mí, yo les pongo unas herramientas para alcanzar un objetivo.



¿Y si tú conoces esas herramientas, por qué sigues necesitando un coach?

Porque están los miedos, la resistencia a querer cambiar una cosa, y los conflictos están pero no los vemos; es preciso verlos desde fuera.



La fuerza de tu mensaje de cara a tu clientela es que practicas con el ejemplo, ¿no?

Existen muchos “vende humos”. He ido a cursos y los he dejado, porque no me pueden enseñar algo que no lo aplican en su vida. Sigo trabajándome, y lo que me queda...



Háblanos de tu libro. ¿Qué nos ofreces en él?

“Más allá de tus miedos” habla de dónde viene el miedo, pretende que nos miremos hacia adentro, los roles que nos vienen de nuestro “software” cuando nacemos. Los miedos no se pueden vencer, hay que hacerse amigo de ellos, mirándolos cara a cara. En el libro identificamos las máscaras que usa el miedo: las preocupaciones, las depresiones, el estrés. Trabajar el amor para contrarrestar a los miedos y afrontarlos desde una nueva identidad, saliendo de tu zona de confort en un nuevo espacio con una identidad más fuerte, más sana.



¿Cómo crees que tus hijas aprovecharán mejor su vida, adquiriendo unos estudios superiores o curtiéndose en la “escuela de la vida” como has hecho tú?

Aprender se aprende de las dos maneras. Si te enfocas en lo que te apasiona en la vida y te preparas para ello, no tienes por qué estudiar una carrera. Yo veo que los chavales le dedican muchísimo tiempo a estudiar, que la enseñanza está obsoleta, yo no le veo utilidad a estudiar quienes fueron los romanos o los visigodos; y realmente, cuando terminas una carrera ¿qué haces? Lo típico es que a un niño que va mal en matemáticas los padres lo apunten a clases particulares de esa asignatura para reforzarla. Si ese niño es buenísimo tocando la guitarra, deberían en lugar de apuntarlo a matemáticas apuntarlo a música y potenciar lo que realmente le gusta.



¿Tú ves que esa capacidad que has tenido de reinventarte la tenga todo el mundo? ¿Todos tenemos esa potencialidad para iniciar un nuevo camino desde cero o hay quienes lo intentan y no valen?

Muchos de las “no valgo” son creencias. He tenido un mentor que era tartamudo y da charlas de desarrollo personal. Si te esfuerzas lo puedes conseguir.



Pero por mucho que yo quiera volar, si no tengo alas nunca lo haré. ¿Has tenido que decirle a un cliente “no sigas por ahí”?

No me ha llegado aún el caso. Yo propongo trabajar sus potencialidades y trabajar sus falsas creencias.



¿Algo más que añadir?

Mi palabra favorita: “cambio”. Yo siempre voy a apostar por el cambio, y el cambio no duele es la resistencia al cambio lo que duele.